El sábado, con Belgrano, llegará a una cifra impactante de partidos en el equipo. “Cuando me siento en el vestuario del club, es como si lo hiciera en el sillón del living de mi casa”, dice.

El sol pega de frente en el centro del campo del Nuevo Gasómetro. De tanto en tanto, un viento fresco se hace sentir, obligando a levantar las voces en ese ida y vuelta de pregunta- respuesta. El ídolo, el referente, el símbolo, ese tipo dueño de infinitos adjetivos para el pueblo sanlorencista del presente, frunce los ojos y hasta se hace visera para observar mejor. No para habilitar a un compañero, claro, sino para divisar el extraño paisaje que regalan las solitarias tribunas. Esas mismas que, repletas de gente, lo miman cada quince días y que el sábado por la noche lo agasajarán de manera especial. Leandro Atilio Romagnoli cumplirá frente a Belgrano nada menos que 300 partidos con la camiseta azulgrana. “Siento un gran orgullo y mucha emoción. Cuando me enteré de esta cantidad se me pasaron un montón de cosas por la cabeza y estoy seguro de que el sábado será igual”, es lo primero que dice Pipi en la extensa charla con Clarín. “Me pongo a pensar y digo ‘¡cómo pasaron los años!’, es increíble. Lo más lindo es la relación con la gente, hay un ida y vuelta que nunca se va a terminar”, dice, emocionado, el enganche que debutó con la camiseta número 35 en la espalda, en 1998, y con apenas 17 años. 

-Cuando te tocó debutar, ¿imaginabas jugar tantos partidos? 
- La verdad es que el tiempo va pasando y uno no se da cuenta. Es muy rara la sensación, pareciera que ese debut del 98 fue ayer. Me siento contento por esta carrera que me tocó y me toca vivir. No creo que sea ni tan buena ni tan mala, la definiría como regular. Estoy muy agradecido a San Lorenzo, que siempre me trató de la mejor manera. 

-Hablás de una carrera “regular”, pero para el hincha sos el ídolo ... 
- Eso lo digo en relación a lo personal, a lo que siento futbolísticamente, no con el hincha. Con ellos hay un cariño especial, siempre me dieron todo el cariño a pesar de los altibajos, incluso cuando estuve varias veces lesionado. 

Hoy, quince años después de tu debut, te toca ser modelo para los más chicos. ¿Cómo lo tomás? 
-Son muchos los juveniles que recién arrancan su carrera en el plantel. Hablo de Angelito (Correa), de Tito (Villalba), del Tucu (Contreras), de Catalán, de Navarro ... Ellos se pegan mucho porque no tienen experiencia y te siguen. Yo siempre trato de estar ahí, de apoyarlos y, a pesar de ser muy jóvenes, siempre se brindan a escuchar. Son educados y eso es lo principal, más allá de que sean grandes jugadores. Eso está a la vista y lo demuestran siempre adentro de la cancha. 

-Y a vos, cuando recién arrancabas, ¿quién te ayudaba? 
-Y... los grandes también, pero era otra época. La diferencia principal era que en aquellos planteles sólo había tres o cuatro chicos y todos los demás eran gente de experiencia. Hoy es al revés. Cuando yo empezaba tenías que adaptarte al estilo de vida de los más grandes, de cómo se manejaban en un vestuario o dentro de un campo de juego. Hoy uno se tiene que adaptar a ellos. Hasta tenés que aprender a jugar a la Play Station, ja. Alan Ruiz, por ejemplo, tiene 20 años y se la pasa haciendo chistes, te toca, te golpea ... y uno, que tiene 32 años, capaz que ya no lo hace. Pero lo más importante es que el grupo se adapte y estemos unidos. En eso cambió. En mis primeras concentraciones, no quería ni hablar en una cena del plantel. 

Cuando se ingresa a la Ciudad Deportiva por Avenida Varela, se pueden obervar en las espaldas de la Platea Sur varias gigantografías con protagonistas de los Carasucias y de los Matadores. 

-¿Te imaginás en algún momento estar en ese lugar
- A veces pienso en esas cosas. Creo que en un futuro voy a estar ahí. Ojo, tampoco quiero que sea demasiado pronto, je. Yo sé que estoy muy identificado con San Lorenzo y la gente me lo hace saber siempre. 

- ¿Como después de la final de la Copa Argentina, en esta cancha
- Sí, claro. Como ya dije en su momento, estaba seguro de que los hinchas nos iban a apoyar porque sabían lo dolidos que estábamos. El hincha de San Lorenzo es así y me lo demostró también, contra Boca, después de que erré el penal. 

-Por eso en el Nuevo Gasómetro te sentís como en tu casa ... 
- Yo siempre digo una cosa: cuando me siento en el vestuario del club es como si lo hiciera en el sillón del living de mi casa. 

En esta fecha tan especial, San Lorenzo se jugará, ante Belgrano, una gran chance para seguir en los puestos de arriba. “Por el juego que intentamos siempre, merecemos ganar un título”, afirma. 

-Si no se obtiene nada, ¿pensás que los reconocerán igual? 
- Ojalá, pero no hay que pensar en eso. La realidad es que siempre se valora a aquellos equipos que ganan, no sé si está bien o mal, pero es así. Hoy, en el fútbol argentino, llama la atención cuando un equipo intenta jugar como lo hacen San Lorenzo o Newell’s. No se avanza en el juego, más bien se retrocede. Pero también es real que todo final es ideal con una vuelta. Vamos a pelear para conseguirlo.
 
4 de junio de 1999, casualmente en un duelo ante Belgrano.

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