Los dos quebraron su racha de derrotas y concluyeron en un 0 a 0. El árbitro Lunati no sancionó un claro penal para San Lorenzo que igualmente jugó mal y se fue silbado.
El partido era clave para los bancos. Los dos entrenadores llegaron con la presión de una seguidilla de derrotas. Se jugaban mucho, pero claro que San Lorenzo mucho más, por peso específico y porque jugaba de local. Y de entrada demostró actitud, aunque sólo le duró 15´. Mientras, la visita también lastimaba y era de ida y vuelta. El punto de inflexión llegó a los 21´cuando Lisandro López, ya tenía amarilla, levantó por el aire a Stracqualursi dentro del área, sin embargo Lunati dijo que ¡no! Lo que era un claro penal y expulsión para el defensor terminó en un grave error del árbitro. Aunque esto no sería suficiente excusa para justificar la floja actuación del final, pudo haber cambiado el rumbo del partido.
Después los dirigidos por Gustavo Alfaro fueron mejores. La lesión de Diego Torres permitió el ingreso de Caffa, quien terminó siendo el mejor de la cancha junto al Marciano Ortiz. Lo tuvo Céliz con un remate que pegó en el travesaño, luego Caffa y también Luguercio. San Lorenzo arremetió con un disparo de Alan Ruiz y un cabezazo de Stracqualursi. Pero la visita se fue al descanso con la sensación de haber sido más.
En el complemento la visita se paró de contra y jugó con la falta de ideas del rival. A los 18´ Caruso lo sacó a Alan Ruiz para meter a Mirabaje y el nerviosismo se apoderó de todos, peor aún cuando Kalinski quedó mano a mano con Campestrini y definió mordido y afuera. También Furch lo tuvo de cabeza y no acertó al arco. Jara tuvo la suya al igual que su compañero de ataque. ¿Qué pasó? Ninguno tuvo puntería, a tal punto que el arquero no intervino en ninguna de las jugadas.
Raro fue lo sucedido en los últimos 20 minutos. Arsenal tuvo posibilidades de contragolpear pero nunca terminó la jugada. Es más, llegaban hasta cerca del área y volvían para atrás…. Literal, para atrás. El empate parecía sentenciado y así terminó. Los silbidos del final se los llevó San Lorenzo y sobre Caruso Lombardi cayeron nuevamente todas las críticas. La actitud displicente de algunos jugadores, los cambios que hizo el entrenador, la falta de ideas, las tonterías cometidas dentro de la cancha y errores varios por doquier, vuelven espesar el clima en Boedo. San Lorenzo vuelve a coquetear con el descenso, es hora de que los dirigentes tomen decisiones.
Fernando Vuotto (PSL)
fvuotto@perfilsanlorencista.com.ar
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