Gracias a una lucha de muchos años, sostenida por el amor de su gente, el Club tomó posesión de los terrenos de Avenida La Plata. El sueño se hizo realidad, y una multitud festejó con gran emoción.

01/07/19. La emoción recorrió a todo Boedo. Y se esparció por la ciudad, el país, el mundo... Sobraron sonrisas, lágrimas, abrazos que duraron una eternidad. Y confluyeron abuelos, padres, madres e hijos, todos unidos por la pasión que genera San Lorenzo. Pero la gesta de la Vuelta a Boedo, única en su tipo, trascendió los colores y las fronteras. Y la fiesta de Avenida La Plata coronó una hazaña que hoy escribió un capítulo inolvidable. Sí, ya pisamos Tierra Santa, para no irnos jamás.

Las miles de personas que hoy coparon las calles del barrio dieron testimonio de fidelidad. Primero, en la misa que se llevó a cabo en el Oratorio San Antonio, desde las 19. Allí, donde el padre Lorenzo Massa y un puñado de pibes le dieron vida al Club, se produjo la primera gran emoción. Y al finalizar la misma, la caravana de Cuervos y Cuervas se dirigió hacia Avenida La Plata, el epicentro de la celebración. Al mismo tiempo, una enorme carroza transportó a personalidades y glorias de la institución, en medio de la multitud que los saludaba. La marea azulgrana cubría toda Avenida La Plata, en una postal impresionante.

A las 21.30 comenzó el show propiamente dicho, dentro del predio de Avenida La Plata. Abrió el fuego el Coro Kannedy, entonando una típica canción de cancha, con su virtuosismo habitual. Luego fue tiempo del tango "Volver a Boedo" y de la marcha del club. Hubo más música con Melina de Piano, textos leídos por Rodolfo Barili, María O'Donnell y Miguel Angel Rodríguez, murga con Los Chiflados de Boedo y un show esperadísimo: Vicentico y su hijo, Florián, dos Cuervos fanáticos.

No faltaron dos personalidades muy especiales, a través de la pantalla: nada menos que el Papa Francisco y Viggo Mortensen, quien envió un emotivo saludo. Y hubo cumbia, con Néstor en Bloque, intercalando las presentaciones con emotivos videos que recorrieron la historia del club. Ya con la cuenta regresiva encima, actuó el Choque Urbano, con su particular propuesta de ritmo y colores.

A la medianoche, por supuesto, se produjo el hecho cumbre: llegó el nuevo día, lunes 1° de julio, ya marcado a fuego en la memoria de cada sanlorencista. Porque San Lorenzo tomó posesión del terreno donde cimentó su leyenda. Estamos de vuelta en Boedo. Y para siempre.

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